miércoles, 28 de septiembre de 2016

La vestimenta después de la revolución francesa 1789.


La vestimenta después de la revolución francesa 1789

En 1789 con la Revolución Francesa se produjo un profundo cambio en la estética de la moda y el material favorito pasó de la seda al sencillo algodón. Fue una revolución provocada por diversos factores: el fracaso de la economía nacional.

Si bien durante la Revolución surgieron nuevos estilos de moda que se sucedían rápidamente, reflejando la cambiante situación política, el atuendo clásico, como el “traje a la francesa” se seguía utilizando como traje oficial de la corte. Las nuevas modas convivieron con las antiguas durante todo el período revolucionario. Los que todavía vestían ropas de seda extravagantes y de vivos colores eran considerados antirrevolucionarios. 
En lugar del calzón y las medias de seda que simbolizaban la nobleza, los revolucionarios franceses se pusieron pantalones largos llamados “sans-culottes”.
Sin embargo, a causa del caótico clima social que se vivía, aparecieron durante el periodo del Directorio tendencias absolutamente radicales o frívolas, como es el caso de los llamados “incroyables” en Francia. Los cuellos extremadamente altos caracterizaban su vestimenta, además de grandes solapas dobladas hacia atrás, chalecos chillones, corbatas anchas, calzones, cabello corto y bicornios en lugar de tricornios.
 El equivalente en femenino de los “incroyables” fueron las “merveilleuses”, que  lucían vestidos extremadamente finos y diáfanos, casi transparentes, sin corsé. Por tanto, en la mujer hubo una vuelta consciente hacia lo que se consideraba el estilo griego clásico: desaparecieron durante un par de décadas los corsés, los guardainfantes y las armaduras, que fueron sustituidos por tejidos ligeros de aspecto natural, cinturas altas, brazos desnudos y corpiños cortos. Los escotes se redondean, el talle sube hasta debajo del pecho y las faltas caen sin forma y arrastran una pequeña y elegante cola. La riquísima seda desaparece y toma su lugar el algodón y la muselina. Se alargan los chales y sobre todo vuelven los de cachemira. Por último, los bolsos se tornan pequeños y graciosos.
Tras la Revolución Francesa surgieron los vestidos que hasta la fecha conocemos como corte imperio.


El estilo imperio se caracteriza básicamente por tener un corte bajo el busto que, al mismo tiempo, lo recoge y le da soporte. Deja suelta la cintura sin entallar la figura, dando como resultado una línea delicada y femenina.




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